Música para meditar

jueves, 22 de mayo de 2014

Jueves V Semana de Pascua

Lecturas Hechos 15, 7-21 Salmo 95 Juan 15, 9-11
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos:
“Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. Como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto”.
Ruminatio
Permanezcan en mi amor
CUSTODIAR
La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios
Comentario
Custodia Señor el Espíritu Santo en nosotros, la gracia y paz que nos has regalado, para que no seamos cristianos avinagrados.
Jesús, antes de subir el Cielo, habló de tantas cosas, pero sobre todo reiteró “tres palabras clave”: paz, amor y alegría.
Jesús añade una cosa sobre el amor nueva y nos dice: “No sólo amen, sino permanezcan en mi amor”: La vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios. Es decir, respirar, vivir con ese oxígeno. Vivir gracias a ese aire. Permanecer en el amor de Dios, con esto cierra la profundidad de su discurso sobre el amor. Y añade... Y ¿cómo es su amor? “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes” - un amor que viene del Padre. La relación de amor entre él y el Padre es la relación de amor entre él y nosotros. Y a nosotros nos pide que permanezcamos en este amor que viene del Padre.
Paz y amor que no vienen del mundo, sino que vienen del Padre y de Jesús, que nos exhorta a permanecer en su amor. Amor que nos lleva a cumplir los mandamientos.
La alegría es como el signo del cristiano... un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo. No hay otra, no está bien de salud... como ya dije alguna vez, hay cristianos con cara de pimiento avinagrado, siempre con cara así... con el ceño fruncido... también el alma es así... allí está lo feo... esos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. La alegría es como el sello del cristiano, también en el dolor, en las tribulaciones, aun en las persecuciones.
Paz, amor y alegría son tres palabras que nos deja Jesús, con el don del Espíritu Santo: El gran olvidado de nuestra vida. Tendría ganas de preguntarles: ¿Cuántos de ustedes le rezan al Espíritu Santo? No levanten la mano... Es el gran olvidado, el gran olvidado. Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. En la oración le pedimos al Señor: ¡custodia tu don! Le pedimos la gracia que el Señor custodie al Espíritu Santo que está en nosotros. Que el Señor nos dé esta gracia: custodiar siempre al Espíritu Santo en nosotros. Ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la paz
Papa Francisco , 22/05/2014, Homilía  en la casa Santa Marta

Referencia


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