Lecturas
Hechos 15, 7-21 Salmo 95 Juan 15, 9-11
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A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo
a sus discípulos:
“Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. Como yo
cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo
sea perfecto”.
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Ruminatio
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Permanezcan en mi
amor
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CUSTODIAR
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La vocación cristiana es esto: permanecer
en el amor de Dios
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Comentario
Custodia Señor el Espíritu Santo en nosotros, la
gracia y paz que nos has regalado, para que no seamos cristianos avinagrados.
Jesús, antes de subir el Cielo, habló de tantas cosas,
pero sobre todo reiteró “tres palabras
clave”: paz, amor y alegría.
Jesús añade una cosa sobre el amor nueva y nos
dice: “No sólo amen, sino permanezcan en mi amor”: La vocación cristiana es
esto: permanecer en el amor de Dios. Es decir, respirar, vivir con ese oxígeno. Vivir gracias a ese
aire. Permanecer en el amor de Dios, con esto cierra la profundidad de su
discurso sobre el amor. Y añade... Y ¿cómo es su amor? “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes” - un amor
que viene del Padre. La relación de amor entre él y el Padre es la relación
de amor entre él y nosotros. Y a nosotros nos pide que
permanezcamos en este amor que viene del Padre.
Paz y amor que no vienen del mundo, sino que
vienen del Padre y de Jesús, que nos exhorta a permanecer en su amor. Amor
que nos lleva a cumplir los mandamientos.
La alegría es como el signo del
cristiano... un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo. No hay otra, no está bien de salud...
como ya dije alguna vez, hay cristianos con cara de pimiento avinagrado,
siempre con cara así... con el ceño fruncido... también el alma es así... allí
está lo feo... esos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es
cristiano. La alegría es como
el sello del cristiano, también en el dolor, en las tribulaciones, aun en las
persecuciones.
Paz, amor y alegría son tres palabras
que nos deja Jesús, con el don del Espíritu Santo: El gran olvidado de nuestra vida. Tendría
ganas de preguntarles: ¿Cuántos de ustedes le rezan al Espíritu Santo? No
levanten la mano... Es el gran olvidado, el gran olvidado. Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que
nos llena de alegría. En
la oración le pedimos al Señor: ¡custodia tu don! Le pedimos la gracia que el
Señor custodie al Espíritu Santo que está en nosotros. Que el Señor nos dé
esta gracia: custodiar siempre al Espíritu Santo en nosotros. Ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la
paz
Papa Francisco , 22/05/2014, Homilía en
la casa Santa Marta
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Referencia
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Música para meditar
jueves, 22 de mayo de 2014
Jueves V Semana de Pascua
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