ORACIÓN DE LA MAÑANA
Mateo 4, 12-23
- Reconocer
En el Evangelio de este domingo podemos reconocer cuatro escenas.Escenas que bien podrían desarrollarse "aisladamente" o bien "entrelazadas". Las escenas que encuentro son las siguientes:
- El inicio de la vida pública de Jesús en Galilea.
- El anuncio del Reino.
- El llamado a los primeros discípulos
- La actividad de Jesús
De estas cuatros escenas quisiera rescatar la tercera el LLAMADO; a la cual, me gustaría abordarla aisladamente.
- Masticar
- El inicio de la vida pública de Jesús en Galilea.
- El anuncio del Reino.
- El llamado a los primeros discípulos
- La actividad de Jesús
Por eso, durante esta jornada quisiera rumiar estas palabras:
"Síganme"
- Dejarse Interrogar
De estas cuatros escenas, el papa Francisco quiere y medita la primera escena y la tercera.
Comentario del Papa Francisco.
De estas cuatros escenas, el papa Francisco quiere y medita la primera escena y la tercera.
"Que la alegría del Evangelio llegue hasta a los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz".
El Evangelio de este domingo narra
los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y aldeas de Galilea. Su misión no parte de Jerusalén, es decir del
centro religioso, social y político, sino de una zona periférica, despreciada por los judíos más observantes,
con motivo de la presencia en aquella región de diversas poblaciones; por ello
el profeta Isaías la indica como “Galilea de los gentiles”.
Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diferentes por raza,
cultura y religión. Galilea
se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos
los pueblos. Desde este
punto de vista, Galilea se parece al mundo de hoy: comprendida por diversas
culturas, necesidad de confrontación y de encuentro. También
nosotros estamos inmersos cada día en una “Galilea de los gentiles”, y en este
tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir
recintos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia no está reservada a una parte de
la humanidad, hay que
comunicarla a todos. Es un buen anuncio destinado a cuantos lo esperan,
pero también a quienes, tal vez, ya no esperan, y ni siquiera tienen la
fuerza de buscar y de pedir.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que nadie está excluido de la
salvación de Dios, más bien, que Dios prefiere partir desde la periferia, de
los últimos, para alcanzar a todos. Nos enseña un método, su método, que
expresa el contenido, es decir la misericordia del Padre.
Jesús comienza su misión no sólo
desde un lugar descentrado, sino también a partir de hombres que se dirían “de bajo
perfil”. Para elegir a sus
primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los
escribas y doctores de la Ley, sino a las personas
humildes y sencillas, que se
preparan con empeño a la llegada del Reino de Dios. Jesús va a
llamarlos allí donde trabajan, en la ribera del lago: son pescadores. Los llama, y ellos lo siguen
inmediatamente. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una
aventura extraordinaria y fascinante.
Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! Pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana;
también hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir
con Él, a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros
tiempos. Cada uno de ustedes piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me
está mirando!
¿Qué me dice el Señor?
El Evangelio de este domingo narra
los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y aldeas de Galilea. Su misión no parte de Jerusalén, es decir del
centro religioso, social y político, sino de una zona periférica, despreciada por los judíos más observantes,
con motivo de la presencia en aquella región de diversas poblaciones; por ello
el profeta Isaías la indica como “Galilea de los gentiles”.
Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diferentes por raza,
cultura y religión. Galilea
se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos
los pueblos. Desde este
punto de vista, Galilea se parece al mundo de hoy: comprendida por diversas
culturas, necesidad de confrontación y de encuentro. También
nosotros estamos inmersos cada día en una “Galilea de los gentiles”, y en este
tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir
recintos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia no está reservada a una parte de
la humanidad, hay que
comunicarla a todos. Es un buen anuncio destinado a cuantos lo esperan,
pero también a quienes, tal vez, ya no esperan, y ni siquiera tienen la
fuerza de buscar y de pedir.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que nadie está excluido de la
salvación de Dios, más bien, que Dios prefiere partir desde la periferia, de
los últimos, para alcanzar a todos. Nos enseña un método, su método, que
expresa el contenido, es decir la misericordia del Padre.
Jesús comienza su misión no sólo
desde un lugar descentrado, sino también a partir de hombres que se dirían “de bajo
perfil”. Para elegir a sus
primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los
escribas y doctores de la Ley, sino a las personas
humildes y sencillas, que se
preparan con empeño a la llegada del Reino de Dios. Jesús va a
llamarlos allí donde trabajan, en la ribera del lago: son pescadores. Los llama, y ellos lo siguen
inmediatamente. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una
aventura extraordinaria y fascinante.
Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! Pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana;
también hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir
con Él, a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros
tiempos. Cada uno de ustedes piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me
está mirando!
¿Qué me dice el Señor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario