Música para meditar

jueves, 23 de enero de 2014

Éxitos de David y envidia de Saúl

1 Sam 18, 6-9; 19, 1-7

  • Reconocer

La lectura nos revela los sentimientos de Saúl frente a los éxitos de David: "Y a partir de aquel día, Saúl miró a David con malos ojos"


  • Masticar

Por eso, durante esta jornada quisiera rumiar estas palabras: 
"¿Por qué has de hacerte responsable de la muerte de un inocente matando a David sin motivos?

  • Dejarse Interrogar
Comentario del Papa Francisco
"Quien odia a su hermano es un homicida"
Que los cristianos cierren las puertas a los celos, envidias y habladurías que dividen y destruyen nuestras comunidades.
Aquella gran victoria comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa el gusano de los celos y de la envidia. El rey decide asesinar a David. Así actúan los celos en nuestros corazones: es una mala inquietud, que no tolera que un hermano o una hermana tengan algo que yo no tengo. Saúl, en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse, cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura.
Los celos llevan a matar. La envidia lleva a matar. Los celos y la envidia abren las puertas a todas las cosas malas. También dividen a la comunidad. Una comunidad cristiana, cuando sufre de envidia, de celos, termina dividida: uno contra el otro. Este es un veneno fuerte. En el corazón de una persona golpeada por los celos y por la envidia ocurren dos cosas clarísimas. La primera cosa es la amargura:
La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amargada: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué cosa sea la alegría, siempre mira qué cosa tiene aquel y que yo no tengo. Y esto lo lleva a la amargura, a una amargura que se difunde sobre toda la comunidad. Son, estos, sembradores de amargura. Y la segunda actitud, que lleva a los celos y a la envidia, son las habladurías. Porque este no tolera que aquel tenga algo, la solución es abajar al otro, para que yo esté un poco más alto. Y el instrumento son las habladurías. Busca siempre y tras un chisme verás que están los celos, está la envidia. Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad. Son las armas del diablo”.
Una persona que está bajo la influencia de la envidia y de los celos mata, como dice el apóstol Juan: “Quien odia a su hermano es un homicida”. Y el envidioso, el celoso, comienza a odiar al hermano.

¿Cuáles son mis motivos para mirar con "malos ojos" a mi hermano? ¿Son celos?

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