Me pongo en presencia de Dios e invoco al Espíritu Santo
para que sea Él que ore en mí:
- - Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
- - Envía, Señor, tu Espíritu y renueva la faz de la Tierra.
Oremos:
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
“Oh, Señor, ¡qué maravillas y profundas son
tus Escrituras! Su exterior nos acarician y nos atraen como a niños. Pero su
interior, ¡qué maravilla, Dios mío, qué profundidad! Yo me lleno de temor y de
horror cuando trato de profundizar en ellas; pero es un horror de respeto y un
temor de amor.” Agustín,
Conf. XII, 14, 17
Oración para conocer las Escrituras
¡Oh Señor y Dios mío!, escucha mi
oración y por tu misericordia concédeme este deseo, pues no es sólo para mí,
para quien te lo pido ardientemente, sino para que con él pueda servir mejor a
mis hermanos.
Permíteme ofrecerte… el servicio
de mis pensamientos y de mis palabras; pero dame lo que te haya de ofrecer,
pues soy pobre y necesitado mientras que tú eres rico para todos lo que te
invocan.
[…] Qué tus Escrituras sean mis
santas delicias: que ni yo me engañe en ellas, ni engañe con ellas a otros. […]
Oh, Señor, hazme bueno y abre para mí las páginas de tus escrituras. Tu voz es
mi gozo.
[…] Dame lo que amo pues lo amo
de verdad. Tú me diste este amor. No abandones este don tuyo, ni desprecies a
ésta, tu hierba sedienta.
Agustín, Conf. XI, 2,3.
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