EJERCICIO:
Lectio VOCATIONALIS
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Lectura
Lucas 2, 22-40
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1) Esperar
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Presentación de Jesús
Introducción:
Presentación de Jesús en el Templo
Cuando llegó el día fijado por
la Ley de Moisés para la purificación [Lev 12, 2-4: Purificación de la
parturienta], llevaron al niño a Jerusalén
para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor" [Ex 13, 2]. También debían ofrecer un
sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor [Lev 12, 6-7]
Vivía entonces en Jerusalén un
hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de
Israel [Isaías 42, 1].
El Espíritu Santo
estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías
del Señor.
Desarrollo:
El “Nunc dimitis”
Conducido por el mismo Espíritu,
fue al Templo,
y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él
las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios,
diciendo:
“Ahora, Señor,
puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis
ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos:luz
para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre
estaban admirados por lo que oían decir de él.
Desenlace:
Profecía de Simeón
Simeón, después de bendecirlos,
dijo a María, la madre:
“Este niño será
causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se
manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Introducción:
Profecía de Ana
Había también allí una profetisa
llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya
entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su
marido.
Desde entonces había permanecido
viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a
Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Desarrollo
Se presentó en ese mismo momento
y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que
esperaban la redención de Jerusalén.
Desenlace:
Vida oculta de Jesús de Nazaret
Después de cumplir todo lo que
ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba
creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba
con él.
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2) Reconocer– Reconocer-se
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El Evangelio describe los acontecimientos que
sucedieron en la purificación de María y presentación del niño en el Templo.
De las descripciones, quiero destacar la descripción del viejo Simeón: justo
y piadoso …esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo
estaba en él.
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3) Masticar - Alimentarse
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“Conducido por el mismo Espíritu”
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4)Dejarse Interrogar - Traspasar
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Como el
viejo Simeón y la anciana Ana, como tantos hombres que se dejaron conducir
por el Espíritu Santo, que seamos dóciles a su accionar en nosotros.
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Comentario
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La fiesta de la Presentación de Jesús al Templo es
llamada también la fiesta del
encuentro: el encuentro entre Jesús y su pueblo; cuando María y
José llevaron a su niño al Templo de Jerusalén, ocurrió el primer encuentro
entre Jesús y su pueblo, representado por dos ancianos Simeón y
Ana.
Aquel
fue también un encuentro al interior de la historia del
pueblo, un encuentro entre los
jóvenes y los ancianos: los jóvenes eran María y José, con su recién nacido; y los ancianos
eran Simeón y Ana, dos personajes que frecuentaban el Templo.
Observamos
qué cosa dice de ellos el evangelista Lucas, cómo los describe.
De la Virgen y de san José repite por cuatro veces que querían hacer aquello que estaba prescrito por la Ley del Señor.
Se intuye, casi se percibe que los padres de Jesús se alegran de observar los
preceptos de Dios, sí, ¡la alegría de caminar en la Ley del Señor! Son dos
recién casados, han tenido apenas su niño, y están animados por el deseo de
cumplir aquello que está prescrito. No es un hecho exterior, no es
por cumplir la regla, ¡no! Es un deseo fuerte, profundo, lleno de alegría.
¿Y qué
cosa dice san Lucas de los ancianos? Subraya que estaban guiados
por el Espíritu Santo. De Simeón afirma que era justo y piadoso, y
esperaba el consuelo de Israel y que «el Espíritu Santo estaba en él» (2,25);
dice que «el Espíritu Santo le había prometido» que no moriría antes de ver
al Mesías del Señor (v. 26); y finalmente que se dirigió al Templo «conducido
por el Espíritu» (v. 27). Luego de Ana dice que era una «profetisa» (v. 36),
o sea inspirada por Dios; y que no se apartaba del Templo, «sirviendo a Dios
noche y día con ayunos y oraciones» (v. 37). En resumen, estos dos ancianos
¡están llenos de vida! Están llenos de vida porque son animados
por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a sus llamados
Es
un encuentro entre los jóvenes llenos de alegría en el observar la Ley del
Señor y los ancianos llenos de alegría por la acción del Espíritu Santo. ¡Es un encuentro singular entre
observancia y profecía, donde los jóvenes son los observantes y los ancianos
son los proféticos! En realidad, si reflexionamos bien, la observancia de la
Ley está animada por el mismo Espíritu, y la profecía se mueve en el camino
trazado por la Ley. ¿Quién más que María está llena de Espíritu Santo? ¿Quién
más que ella es dócil a su acción?
Jesús nos sale al encuentro en la Iglesia a través del carisma
fundacional de un Instituto: ¡es bello pensar así en nuestra vocación! Nuestro encuentro con Cristo ha tomado su forma en la Iglesia
mediante el carisma de un testigo suyo, de una testigo suya. Esto
nos sorprende siempre y nos hace dar gracias.
Y también en la vida consagrada se vive el encuentro entre los
jóvenes y los ancianos, entre observancia y profecía. ¡No las
veamos como dos realidades que se contraponen! Dejemos más bien que el
Espíritu Santo anime a ambas, y la señal de esto es la alegría: la alegría de
observar, de caminar en una regla de vida; y la alegría de estar guiados por
el Espíritu, jamás rígidos, jamás cerrados, siempre abiertos a la voz de Dios
que habla, que abre, que conduce, que nos invita a ir hacia el horizonte.
Hace bien a los ancianos
comunicar la sabiduría a los jóvenes y hace bien a los jóvenes recoger este
patrimonio de experiencia y de sabiduría, y llevarlo adelante – no para
guardarlo en un museo, sino para llevarlo adelante, con los desafíos que la
vida nos presenta. Por el bien de las respectivas familias religiosas y de
toda la Iglesia.
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Autor:
Papa Francisco
Fecha:
02/02/2014
Lugar:
Ciudad del Vaticano, fiesta de la presentación del Señor
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Referencia
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http://www.news.va/es/news/misterio-del-encuentro-con-cristo-luz-del-mundo-ob
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Música para meditar
domingo, 2 de febrero de 2014
Presentación del Señor
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