La súplica de Salomón

EJERCICIO: Lectio VOCATIONALIS
Lectura 1 Reyes 8, 22-23.27-30
1) Esperar	La súplica de Salomón Introducción Salomón se puso ante el altar del Señor, frente a toda la asamblea de Israel, extendió sus manos hacia el cielo y dijo: Nudo “Señor, Dios de Israel, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, que mantienes la Alianza y eres fiel con tus servidores, cuando caminan delante de ti de todo corazón. Pero ¿es posible que Dios habite realmente en la tierra? Si el cielo y lo más alto del cielo no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo he construido! No obstante, Señor, Dios mío, vuelve tu rostro hacia la oración y la súplica de tu servidor, y escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu servidor. Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre el lugar del que tú dijiste: «Allí residirá mi Nombre». ¡Escucha la oración que tu servidor dirige hacia este lugar! Desenlace ¡Escucha la súplica y la oración que tu servidor y tu pueblo Israel dirijan hacia este lugar! ¡Escucha desde tu morada en el cielo, escucha y perdona!
	2) Reconocer– Reconocer-se	La lectura nos hace testigo de la primera oración de Salomón en el Templo delante de su pueblo Israel. Esta “primera oración” es una súplica; es decir, es una oración de petición. El rey, Salomón, constantemente pide al Dios de Israel que lo ESCUCHE… y escuche a su pueblo. Esta súplica de Salomón no es ajena ni extraña a nuestra experiencia como orantes. Con frecuencias hemos gritado a Dios: Escúchanos. Y cada vez que lo hacíamos, simultáneamente, reconocíamos que no éramos digno de ser escuchados por nuestros pecados; por eso decíamos “¡Escucha y perdona!”
		3) Masticar - Alimentarse	¡Escucha la súplica y la oración de tu servidor! ¡Escucha y perdona!
			4)Dejarse Interrogar - Traspasar	¿Cuántas veces las personas que me rodean me han pedido que los escuchara y no lo hice? ¿Cuántas veces Dios me ha pedido que lo escuchara y no lo hice?