MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON OCASIÓN
DE LA XXII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2014
Fe y caridad:
"También nosotros debemos dar la vida por los hermanos" (1 Jn 3,16)
Queridos hermanos y hermanas:
1. Me dirijo particularmente a
las personas enfermas y a todos los que les prestan asistencia y cuidado.
Queridos enfermos, la Iglesia reconoce en
vosotros una presencia especial de Cristo que sufre.
2. El Hijo de Dios
hecho hombre no ha eliminado de la experiencia humana la enfermedad
y el sufrimiento sino que, tomándolos sobre sí, los ha
transformado y delimitado. Delimitado, porque ya no tienen la
última palabra
3. Cuando nos
acercamos con ternura a los que necesitan atención, llevamos la esperanza y la
sonrisa de Dios en medio de las contradicciones del mundo. Cuando
la entrega generosa hacia los demás se vuelve el estilo de nuestras acciones,
damos espacio al Corazón de Cristo y el nuestro se inflama.
4. Para crecer en
la ternura, en la caridad respetuosa y delicada, nosotros tenemos un modelo
cristiano a quien dirigir con seguridad nuestra mirada. Es la
Madre de Jesús y Madre nuestra, atenta a la voz de Dios y a las necesidades y
dificultades de sus hijos […] Ella sabe muy bien cómo se sigue este camino y por
eso es la Madre de todos los enfermos y de todos los que sufren. Podemos
recurrir confiados a ella con filial devoción, seguros de que nos asistirá, nos
sostendrá y no nos abandonará.
5. El que está bajo la cruz
con María, aprende a amar como Jesús. La Cruz es la certeza del amor fiel de
Dios por nosotros. La Cruz de Cristo invita también a dejarnos contagiar por
este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con
misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda.
Vaticano, 6 de
diciembre de 2013
FRANCISCO
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