Música para meditar

lunes, 10 de febrero de 2014

El Traslado del Arca de la Alianza

EJERCICIO: Lectio VOCATIONALIS
Lectura 1 Reyes 8, 1-7.9-13
1) Esperar
El Traslado del Arca
Introducción
Entonces Salomón reunió junto a él en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los príncipes de las casas paternas de los israelitas, para subir el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David, o sea, desde Sión. Todos los hombres de Israel se reunieron junto al rey Salomón en el mes de Etaním –el séptimo mes– durante la Fiesta.
Nudo
Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el Arca, y subieron el Arca del Señor, con la Carpa del Encuentro y todos los objetos sagrados que había en la Carpa. Los que trasladaron todo eso fueron los sacerdotes y los levitas.
Mientras tanto, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel reunida junto a él delante del Arca, sacrificaban carneros y toros, en tal cantidad que no se los podía contar ni calcular.
Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza en su sitio, en el lugar santísimo de la Casa –el Santo de los santos– bajo las alas de los querubines. Porque los querubines desplegaban sus alas sobre el sitio destinado al Arca, y resguardaban por encima el Arca y sus andas.
En el Arca se encontraban únicamente las dos tablas de piedra que Moisés, en el Horeb, había depositado allí: las tablas de la Alianza que el Señor había hecho con los israelitas a su salida de Egipto.
Desenlace
Mientras los sacerdotes salían del Santo, la nube llenó la Casa del Señor, de manera que los sacerdotes no pudieron continuar sus servicios a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la Casa.
Entonces Salomón dijo:
“El Señor ha decidido habitar en la nube oscura. Sí, yo te he construido la Casa de tu señorío, un lugar donde habitarás para siempre”.

2) Reconocer– Reconocer-se
La lectura narra el traslado del Arca de la Alianza de la Carpa del Encuentro al Templo de Salomón. También, se puede agregar y en sintonía con lo anterior, las lecturas nos hablan de la presencia (o epifanía) de Dios en los objetos y lugares sagrados.
¿Cuáles son los lugares dónde encuentro a Dios? ¿Cuáles son los espacios-tiempos sagrados donde Dios se manifiesta?
3) Masticar - Alimentarse
La palabra de Dios me invita a meditar las palabras de Salomón: “… te he construido la Casa de tu señorío”.
4)Dejarse Interrogar – Traspasar
¿Quién es mi Señor? Y ¿dónde habita?
Comentario
La primera Lectura del día habla de una teofanía de Dios en tiempos del rey Salomón. El Señor desciende como una nube sobre el Templo. Él habla a su Pueblo de muchas formasPero con las teofanías habla de otra manera, diferente de la Palabra: es otra presencia, más cercana, sin mediación, cercana. Es Su presencia. Esto ocurre en la celebración litúrgica. La celebración litúrgica no es un acto social, un buen acto social; no es una reunión de los creyentes para rezar juntos. Es otra cosa. En la liturgia, Dios está presente, pero es una presencia más cercana.
En la Misa, de hecho, la presencia del Señor es real. Cuando nosotros celebramos la Misa, no hacemos una representación de la Última Cena: no, no es una representación. Es otra cosa: es justamente la Última Cena. Es justamente vivir de nuevo la Pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente sobre el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo. Nosotros escuchamos o decimos: Pero, yo no puedo, ahora, debo ir a la Misa, debo ir a escuchar Misa’. La Misa no se ‘escucha’, se participa, y se participa en esta teofanía, en este misterio de la presencia del Señor entre nosotros.
El pesebre, el Vía Crucis, son representaciones; la Misa, en cambio, es una conmemoración real, o sea es una teofanía: Dios se acerca y está con nosotros, y nosotros participamos del misterio de la Redención. Lamentablemente tantas veces en la Misa miramos el reloj, “contamos los minutos”: “no es precisamente la actitud que nos pide la liturgia: la liturgia es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos entrar allí, en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no mirar el reloj: La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios, dejarse llevar al misterio y estar en el misterio. Por ejemplo, estoy seguro que todos ustedes vienen aquí para entrar en el misterio; pero, quizás alguno dice: ‘Ah, debo ir a la Misa en Santa Marta porque en la excursión turística de Roma se incluye ir a visitar al Papa en Santa Marta, todas las mañanas: es un lugar turístico, ¿no?’. Todos ustedes vienen aquí, nosotros nos reunimos aquí para entrar en el misterio: esta es la liturgia. Es el tiempo de Dios, es el espacio de Dios, es la nube de Dios que nos envuelve a todos.
De niño, durante la preparación para la Primera Comunión, había un canto que indicaba que el altar estuviese custodiado por los ángeles para dar el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios. Y cuando, durante las pruebas, se llevaban las ostias, se decía a los niños: “¡Miren que éstas no son aquellas que recibirán: éstas no valen nada, porque les falta la consagración!”. De esta forma, celebrar la liturgia es tener esta disponibilidad a entrar en el misterio de Dios, en su espacio, en su tiempo, y confiarse “en este misterio: Hoy nos hará bien pedir al Señor que dé a todos nosotros este ‘sentido de lo sagrado’, este sentido que nos hace entender que una cosa es rezar en casa, rezar en la iglesia, rezar el Rosario, rezar tantas oraciones hermosas, hacer el Vía Crucis, muchas cosas bellas, leer la Biblia … y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en aquel camino que nosotros no podemos controlar: solamente Él es el Único, Él la gloria, Él es el poder, Él es todo. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios.
Autor:
Papa Francisco
Fecha:
10/02/2014
Lugar:
Homilía
en la casa Santa Marta

Referencia


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